martes, 1 de junio de 2010

...Y llegó junio.


Bajo del cielo fiel Junio corría
arrastrando en sus aguas dulces fechas…

Llegas de nuevo, río transparente,
todo cielo y verdor, nubes pasmadas,
lluvias o cabelleras desatadas,
plenitud, ola inmóvil y fluente.

Tu luz moja una fecha adolescente:
rozan las manos formas vislumbradas,
los labios besan sombras ya besadas,
los ojos ven, el corazón presiente.

¡Hora de eternidad, toda presencia,
el tiempo en ti se colma y desemboca
y todo cobra ser, hasta la ausencia!

El corazón presiente y se incorpora,
mentida plenitud que nadie toca:
hoy es ayer y es siempre y es deshora.
(Octavio Paz)

Nuevamente ha amanecido junio y, un año más, lo hace envuelto en una magia especial, más que cualquier otro mes del año. Junio ha sido el mes esperado durante mucho tiempo, para lo malo, para lo bueno. Nunca más junio será un mes impasible en mi calendario. Mes simbólico, como aquella fecha escogida que ya llevamos sellada a hierro en nuestra alma. Amanece junio y yo tiemblo.

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