viernes, 12 de marzo de 2010

Pésame por Miguel Delibes


La mañana ha amanecido tremendamente nublada, gris, acuosa, con ese aspecto temible que adquiere el color del cielo cuando la tormenta acecha y está a punto de descargar su ira sobre nuestras cabezas. La mañana ha amanecido nefasta para mí y, a pesar de todo, hace un día de primavera. Ha salido el sol iluminando cada recóndito escondrijo de la tierra. Esa tierra árida y fértil, al mismo tiempo, que él supo poner nombre y apellido. Sin embargo, truena en nuestros corazones.

Porque Miguel Delibes ha esperado el inicio de la primavera, el resurgir de ese campo que conoció al dedillo; el primer florecimiento de las flores, el despertar de la fauna cuya pasión trasmitió a sus hijos... Se ha marchado esta mañana desde su Valladolid natal y nos ha dejado huérfanos y con un vacío tan tremendo que tardará mucha literatura para volver a ser completado. Señores, se ha marchado un GRANDE de las letras españolas del siglo XX y España llora. Un buen hombre, un gran padre, un tremendo escritor. Descanse en Paz.

Hoy Daniel el Mochuelo llora desconsolado, mientras la Milana Bonita regresa al hombro de Azarías, desconcertado por no entender lo que ocurre, inocente. Pero la vida sigue, aún sin ser conscientes con plenitud de la pérdida que acabamos de sufrir. Queda abandonado el sillón "e", la inicial de mi nombre, de la Real Academia. Aquella institución que vela por uno de nuestros mayores tesoros, nuestra lengua, desde 1713. Pero que no puede evitar, porque no puede subsanarlo nadie, la pérdida de sus joyas.

Si me bañara el Pisuerga y no el Guadalquivir, ya tendría colocado bufanda y abrigo, calzado de calle, guantes de lana y me dirigiría con paso firme hacia el ayuntamiento pucelano para salir a su paso. Antes de que emprendiera El camino junto a Daniel el Mochuelo y Azarías, le tomaría de la mano, incluso pasaría cinco horas a su lado para darle las gracias por todo lo que ha hecho por mí sin ni siquiera saberlo. Me devolvería el cumplido con esa mirada de abuelo que adquirió hace varias décadas y hablaríamos sobre diversos temas. Tendría tantas preguntas que hacerle... Antes de la despedida le daría un golpecito en la espalda a modo de apoyo, porque sé que se marcha apenado por el estado crítico que se encuentra su Valladolid en la Liga. Cumplió su sueño, como él mismo declaró en voz alta, tras volver a ver al equipo de Zorrilla en Primera y anda renqueante en la zona baja.

Estoy pendiente de una llamada que ya he realizado, pero sin respuesta. Pediré a un ser muy querido que hace unos años cambió Andalucía por Castilla que me suplante en la cola que seguro ya se arremolina en la Plaza Mayor. Una amante de la literatura porque así nos lo legaron. Las letras, nos pese o no, nos guste o nos apasione, nos viene en la sangre, marcada por nuestro apellido. Si las vicisitudes de la jornada no se lo impiden, seguro que, como una vallisoletana más, de adopción, pugnará fehaciente por dar el último adiós al maestro. Y, citando una contemporánea letra carnavelera, le espetará casi en un susurro que acercase a él le hace sentirse "como un niño" y que le gustaría recitarle "sus coplillas", pero que entiende el apremio y, por tanto, prefiere decirle que "te quiero y que te traigo este cariño, desde Sevilla".

Yo prometo visitarle, porque ya prometí hace un año que regresaría a Valladolid. Entonces, me acercaré a su lugar de descanso, allí donde la sombra del ciprés será seguro alargada. Gracias por todo.

2 comentarios:

  1. ¡Gran homenaje! Enhorabuena.

    Además de "GRANDE de las letras españolas del siglo XX" fue, junto con Felix Rodríguez de la Fuente, padre de la ecología en nuestro país. Uno de los que consiguió tornar el papel del lobo, de asesino despiadado a monumento ibérico. Impulsor del desarrollo sostenible, diccionario universal del mundo rural...

    Ellos influyeron notablemente en mi camino y en mi persona. Hoy, los ecologistas de España nos quedamos huérfanos.

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  2. Y los periodistas, fue director de El Norte de Castilla. No le quedó nada por hacer.

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