martes, 9 de marzo de 2010

Mecida por el viento de levante


Si existiera el paraíso en algún recóndito lugar. Si tuviera forma, si pudiera percibirse de alguna manera, con los cinco sentidos, a borbotones o a pequeños sorbitos... Ese paraje debería ser muy parecido a Cádiz.

Amarrada al duro banco de mi trabajo "opositoril", en mi eterna habitación azul -como ese mar que baña sus costas- entre autores críticos del siglo XVIII, siglo de las luces y la razón, yo pierdo el juicio rememorando mil y una imágenes que me devuelven a mi paraíso particular. Una presume de rezumar sevillanía y cordobesismo por los cuatro costados o, al menos, eso dictan los genes; pero la adopción y la hermandad, amigo mío, huelen a sal y se mecen con el viento de levante.

Con tan sólo seis meses de vida aspiré ese balón de oxígeno que me proporciona desde siempre el Atlántico gaditano, y no sabría vivir sin su presencia. La suma de casi tres meses sin "cruzar la frontera" ha encendido el indicador de luz roja y la necesidad de gotero comienza a ser inminente. Si las inclemencias del tiempo lo permiten y se mantienen esos anhelados rayos de sol que hoy nos alegran el alma con su presencia, marcharé cargada de didactismo, siglos de oros o tipologías textuales, al igual que aquel diminuto Renault 7 dirigía a toda la familia días previos a la llegada de San Fermín. Era necesario tomar biodramina y partir al alba para evitar el calor. Las casi tres horas de andanzas se amenizaban con todo un repertorio musical cultivado año a año, iniciado por mamá y secundado por toda la descendencia. Y el tramo final se adornaba con lo más pintoresco de la provincia gaditana que había que atravesar casi pueblo a pueblo...

Conil me abrió las puertas del paraiso gaditano y allí siempre encontraré mi Edén personal que, con el paso de los años, las amistades y la libertad que va adheriendo la edad, comienza a ser compartido por otros nirvanas, y que se extienden desde el Puerto de Santa María a Sanlúcar. Sueño con un atardecer en la Fontanilla respaldada por el Curro y la Ola. Con un paseo de charlas intrascendentes desde la Fuente del Gallo a Punta Lejos. Rememoro una cena entre amigos en Puerto Sherry o un café a media tarde en TK3. Una cita familiar en Bajo Guía, una tarde de compras en las Dunas, el habitual paseo canino por Costa Ballena...

Una se conforma con mantener lo que tiene porque no hay mayor tesoro que el tesoro que ya se posee. ¿Qué me dices, Calderón?:

"Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende".



5 comentarios:

  1. Después de estas palabras cualquiera querría mudarse a ese paraíso.

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  2. ooohhhh conil....y q me dices de desayunar mirando a los pinos con el solecito en la terraza....
    necesito unas vacacioneeees!!!

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  3. Vacaciones?? Qué es eso?? Lata, si aún no lo conoces, deberías darte una vueltecita por allí alguna vez.

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