lunes, 4 de octubre de 2010

39 escalones


39 escalones. Hacia arriba. Hacia abajo. Con cansancio. Con alegría. Con expectación. Con entusiasmo. 39 escalones separaban la calle Méndez Núñez del aula E5 donde me he formado como profesora de español para extranjeros. Durante cuatro semanas. Intensas. Interesantes. Inigualables. Finalizadas.

Ha sido un mes para grabar con letras de oro, donde he incrementado mis conocimientos, mi nómina de conocidos, mi perspectivas del mundo. Ahora mismo podría entrar en cualquier aula, con Kate, Louise, Sirius, Claudia, Upi, Anna María o con otros rostros desconocidos, y sabría qué decirles y cómo contárselo. Haría lo imposible por entusiasmarles hacia la lengua de Cervantes, mi lengua, la castellana, la española, aquella que amo. Con una planificación cerrada a base de presentación de lengua (no olviden el "input", chicos), su reflexión gramatical, las tareas de forma y de comunicación. Podría versar sobre el cine, las costumbres españolas, la publicidad, el cuento o los misterios...

Hoy, cuando el reloj marque las 15:00 no estaré en el aula B5 con María, Nuria, Antonio y Miguel Ángel. No llegará José Luis tomando con prisas su fruta. Tampoco sonará la banda sonora de Vicky Cristina Barcelona, ni Amelie. No tendremos que salir a contrarreloj a fotocopiar la hoja de observación que siempre se nos olvida. Ni habrá café en el Sur cuando marque las 17:30. No tendremos que volver a Méndez Nuñez para preparar la siguiente clase. Ni nos esperará Patricia para preguntarnos cómo nos va. No pasará la tarde volando. No tendré que tomar el metro de vuelta. Ésa ya no seré yo.

Ahora vuelvo a la cruda realidad. La de buscarse la vida. La de pelear por un sitio. La repleta de incertidumbre. La que me llevará a un nuevo envío de currículum. A la espera. Aún noto el calor cuando abro la primera página de la Gramática Básica del estudiante de español y pienso en María, que ya habrá llegado a Madrid y, quizás, habrá tomado su vuelo hacia Hong Kong, vía Londres. Sé que Carmen estará ultimando sus gestiones para marcharse el jueves a París. Le seguirá Azahara hacia Irlanda; Ana, con el objetivo en Escocia; Ramón, buscando su futuro en Copenhague. Antonio volverá a Londres pronto, donde dejó a su otra mitad.

18 vidas distintas que se han entrecruzado con la mía, en sólo cuatro semanas. 18 personalidades inigualables con tantas inquietudes y deseos que me han enriquecido como persona. 18 compañeros ideales que salvaron conmingo, cada día, esos 39 escalones.

Buena suerte.

2 comentarios:

  1. Gracias por este post, increíble, maravilloso...

    Yo llevo toda la mañana perdida sin saber qué hacer, en el avismo de nuevo del futuro incierto pero con el sabor aún en la boca de estas 4 semanas recién grabadas en nuestra memoria.

    Gracias a tí y a cada uno de los que han cambiado mi vida en este corto pero intenso espacio de tiempo.

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  2. Veo que la experiencia en mutua. Te deseo lo mejor. Ya sabes dónde encontrarme. Un beso.

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