viernes, 16 de julio de 2010

¿Y ahora qué?


Es el momento de sentarse a reflexionar y yo no sé si tengo las fuerzas suficientes para hacerlo. He pensado tan-to en este momento. He imaginado tan-to la llegada de este día. He soñado con tal variedad de registros y números, opciones posibles, situaciones factibles. Tanto, para nada.

¿Y ahora qué? Si alguien tiene la respuesta, por favor, no dude en mostrármela porque yo me he quedado sin argumentos. Es tal la ceguera que me inunda desde el fatídico mediodía que he perdido mi rumbo. Y duele, creánme que duele, tanto que es el propio dolor el que me tiene anestesiado el sentido. Me duele porque la vida es injusta. Me duele porque he renunciado a mucho para marcharme con los bolsillos vacíos. Me duele porque yo he demostrado más de lo que han querido ver. Me arde porque, como todo en esta vida, es injusto. Me escuece por los que, por mucho menos, han llegado más alto. Me mata porque, una vez más, me deja aislada, sin rumbo. ¿Habrá algún rincón reservado para mí? ¿Encontraré algún día mi sitio?

Yo no pido mucho. Nunca lo he hecho. No soy caprichosa, ni necesito lujos. Sólo pido que alguien me reconozca mi esfuerzo. Sólo quiero que alguien ilumine ese camino que siempre me han enseñado. Una vez me dijeron que el trabajo duro siempre es premiado. Una vez me enseñaron que el esfuerzo siempre tiene su recompensa. Desde pequeña me han advertido que los objetivos se consiguen con esfuerzos. Y, una vez más, se ha vuelto a caer la venda de mis ojos. Todo es una falacia, un cuento chino, una milonga. Puro teatro.

La vida es una mentira que alguien se inventó y que a otros le interesó seguir. De nuevo, vuelvo a saborear la hiel de la injusticia. La derrota moral. El dolor. Y no hay consuelo que me alivie el sufrimiento que hoy me embarga. Pero eso será hoy, sólo hoy. Porque no dejaré que esta angustia vuelva a estropearme el futuro. Toca reinventarse, imaginar nuevos destinos. Aunque, permítanme, que eso sea mañana.

2 comentarios:

  1. Te dejo hasta mañana, pasado y el otro pero no más días. No has obtenido la recompensa que te merecías, de eso estoy segura, pero NO es un derrota. No, no lo es.


    Descansa y verás como dentro de unos días el cielo será menos gris.

    Y si mientras tanto necesitas algo, ya sabes lo que tienes que hacer.

    Un beso muy gordo.

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  2. ¡¡¡Gracias por los ánimos!!! Te las di antes de saber las notas y te las vuelvo a dar ahora que ya las sé. Es un palo muy duro a tanto esfuerzo, pero se asimila. Las injusticias son las que te dan más fuerza para levantarte y resurgir. Esto no se acaba aquí. Y yo no me voy a quedar sentada a esperar. Algo surgirá.

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