jueves, 11 de noviembre de 2010

La escritura amiga




Me ha venido a la memoria unas palabras muy sabias que me regalaron cuando aún era demasiado pequeña para comprender casi nada de lo que me rodeaba. Aún llevaba el pelo encrespado y lucía postillas en las rodillas, no me miraba al espejo y soñaba con aquellos sueños que desaparecen cuando franqueas la barrera de la madurez. Lloraba con lágrimas calientes por alguna puñalada de esas que a veces te disparan las manos más amigas, cuando un familiar cercano me tendió la sentencia: "No llores por los que hoy son tus amigos, quizás mañana no lo serán. Recuerda que los amigos te los vas encontrando por la vida. Tal vez, tus verdaderos amigos aún no han llegado".

Hoy recuerdo con perspectiva aquellas palabras, como si me las hubieran grabado con letras de oro en la memoria. Afortunadamente, muchos de aquellos amigos siguen manteniendo los lazos de amistad. Por muy lejana que sea la distancia (espacial o temporal), las cuerdas continúan firmes y sabes que puedes contar con ellos con tan sólo silbar, siempre que sea necesario. Y no puedo reprimir una sonrisa al saber que mis tesoros, aunque distantes, están muy presentes a mi alrededor. Siempre hay una llamada, un café que compartir, una alegría que disfrutar y muchos recuerdos que rememorar.

En cambio, he asistido con dolor -al principio- y desdén -con el paso del tiempo- al adiós de quienes un día fueron como uña y carne. Personas que hoy te ven desde la distancia, por mucho cariño que le guardes; que reniegan de aquel vínculo que os unió y te apartan de su vida de un manotazo. Saludos fríos que, al principio escuecen, pero que comienzan a resbalar por tu propio chubasquero cuando comienzan a acostumbrarte a ellos. Nada merece la pena cuando la otra mitad no te corresponde. El algo se convierte en la nada.

Y es cierto que la vida me ha reportado nuevas amistades. El colegio, la Universidad, las prácticas laborales, el trabajo, las academias, la vecindad... Personas que me han entregado mucho más de lo que piensan y que, para mi sorpresa, se declaran lectoras de este humilde blog que trazo con todo el amor y la dedicación del mundo. Escribo porque me relaja, porque me apasiona, porque es lo que más adoro en el mundo. Escribo desde siempre y, en los últimos meses, para aquellos que atravesáis la red y os adentráis en mi mundo. Escribo porque me ayuda y porque me gustaría saber que os ayuda también a vosotros. Escribo para desahogarme y para embriagarme. Escribo para mí y para vosotros. Escribo porque, de lo contrario, esa persona ya no sería yo.

8 comentarios:

  1. Me encanta este post, pq m siento super identificada, Eva. Es una reflexión super realista que nos pasa a todos por la cabeza en muchos momentos de nuestra vida,...Por más post q leo, tu blog no tiene desperdicio, escritora amiga. Un besooo enorme

    ResponderEliminar
  2. No sabes lo que me enorgullecen tus palabras. Es todo un halago viniendo de una bloguera como tú. Me alegra compartir este duro camino contigo. Gracias por estar ahí. Un besazo.

    ResponderEliminar
  3. Palabras sabias como de costumbre.

    Un beso enorme y nunca dejes de escribir.

    ResponderEliminar
  4. Has clavado "No me miraba al espejo" poco más puede identificar el estado de un niño que un aspecto algo más desaliñado. Perfecto.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  5. ¡Hola! Soy Natalia, de Málaga. Una amiga tuya me ha recomendado este blog y reconozco que le he echado una miradita y me ha encantado porque yo también tenía postillas en las rodillas y me pasaba llorando por tonterías la mayor parte del día. No dejes de ser tú y sigue escribiendo. Por cierto no estoy de acuerdo contigo en la frase: ‎"Nada merece la pena cuando la otra mitad no te corresponde". (E. S)Considero que si la otra mitad no te correponde quien realmente no merece la pena es esa otra parte. ¡Saludos y enhorabuena por el blog!

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias por vuestro tiempo. A todos. Lorena, por estar ahí siempre; Fede, por seguirme desde la distancia más cercana; Natalia, por ser la primera "desconocida amiga" que deja su huella en este humilde blog. Bienvenida, estás en tu casa. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Sigue adelante, Eva, es un gustazo leerte. Besos.

    ResponderEliminar
  8. Queremos nueva entrada, ¡ya!

    ResponderEliminar